miércoles, 24 de febrero de 2016

Podcast sobre poemas

Hoy, mirando páginas de Internet me he acordado de algo que mi clase y yo hicimos el año pasado durante el curso de 2º de Bachillerato. He encontrado la página web que creamos junto con nuestra profesora de Proyecto Integrado para aprender a hacer comentarios críticos orientados a Selectividad. Fue algo muy útil ya que no tenía que estudiarme cada uno de los poemas, sino sólo escucharlos y así se quedaban guardados en mi memoria. Además, no solo hay comentarios de poemas sino de muchos más temas, como por ejemplo, las obras narrativas y teatrales que saldrían en esa Prueba de Acceso a la Univeridad. Es una página completa y que contiene comentarios, tertulias, etc.
Sin embargo, quiero centrarme en la poesía ya que es lo que a mí más me gusta. Los autores de los que se habla son: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y Federico García Lorca.
El podcast que yo realicé fue el de Vicente Aleixandre, con su poema Adolescencia. Os lo dejo escrito para que lo leáis mientras lo escucháis.

ADOLESCENCIA
Vinieras y te fueras dulcemente, 
de otro camino
a otro camino. Verte, 
y ya otra vez no verte. 
Pasar por un puente a otro puente.
El pie breve,
la luz vencida alegre. 

Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu paisaje
fluir, desvanececerse.



(VICENTE ALEIXANDRE)

Espero que os gusten los poemas y que os sirvan los comentarios que también están en audios. A continuación dejo el link de la página para que podáis visitarla. 





miércoles, 17 de febrero de 2016

Esta fuente pertenece a uno de los lugares donde más tiempo pasaba cuando era pequeña jugando con los niños del pueblo. Sobrevivió a años y años de trotes, a cientos de niños subiéndose encima y a temperaturas un tanto extremas para la zona. También se quedó en su lugar tras la reforma de la plaza en la que se encuentra. Me trae muy buenos recuerdos y otros no tan buenos. Espero que siga aquí durante muchos años más.

jueves, 11 de febrero de 2016

Mis rimas favoritas de G.A.Bécquer.

Hace tiempo leí el libro de G. A. Bécquer: Rimas y Leyendas y me encantaron sus rimas, pero algunas me gustaron más que otras. Supongo que con algunas me he sentido identificada en alguna parte de mi vida y por eso me gustan tanto. A continuación, escribiré algunas de las que me encantan. Quizás sean muchas y tenga que hacer varias entradas, pero es que Bécquer me cautivó.

XVI

Si al mecer las azules campanillas 
de tu balcón
crees que suspirando pasa el viento 
murmurador, 
sabes que oculto entre las verdes hojas
suspiro yo. 

Si al resonar confuso a tus espaldas
vago rumor, 
crees que por tu nombre te ha llamado 
lejana voz, 
sabes que entre las sombras que te cercan
te amo yo. 

Si se turba medroso en la alta noche
tu corazón, 
al sentir en tus labios un aliento
abrasador, 
sabe que, aunque invisible, al lado tuyo, respiro yo, 

XX

Sabe si alguna vez tus labios rojos 
quema invisible atmósfera abrasada, 
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada. 


XXIV

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco ensalzadas 
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama. 

Dos notas que el laúd 
a un tiempo la mano arranca, 
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan. 

Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan 
con un penacho de plata. 

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan, 
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca. 

Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan, 
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas. 

XXVII

Despierta, tiemblo al mirarte, 
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma, 
yo velo mientras tu duermes. 

Despierta ríes y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean 
sobre un cielo de nieve. 

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve, 
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere. 

¡Duerme!

Despierta miras y al mirar, tus ojos
húmedos resplandecen, 
como la onda azul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.

A través de tus párpados, dormida, 
tranquilo fulgor vierten, 
cual derrama de luz templado rayo
lámpara transparente. 

¡Duerme! 

Despierta hablas y al hablar, vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes. 

Dormida en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende. 

¡Duerme!

Sobre el corazón la mano
me he puesto porque no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne. 

De tu balcón las persianas 
cerré ya porque no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte. 

¡Duerme!

XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón; 
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró. 

Yo voy por un camino: ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor, 
yo digo aún ¿Por qué callé aquel día?
y ella dirá ¿Por qué no lloré yo?



domingo, 7 de febrero de 2016

Fotografías antiguas

Hoy traigo fotografías que hice algún tiempo. Las he encontrado en mi cámara después de mucho tiempo y me ha apetecido enseñarlas en el blog. Son fotos del río Guadalquivir a su paso por el Puente Romano. Paseo por allí en ocasiones y alguna vez que otra llevo la cámara conmigo para poder captar imágenes asi. Espero que os gusten,


VIAJE A SEVILLA (27,28 Y 29 DE ENERO)



El día 27 de enero decidí ir a Sevilla a ver a mi chico. Lleva allí desde que comenzó el curso debido a que estudia en una universidad de allí.
El principio de mi viaje empezó por la mañana, cuando mi chico me llamó por teléfono para decirme que era lo que debía hacer para comprar el billete de tren (nunca antes había subido en tren). Tras la llamada me quedó todo muy claro, pero momentos después, por culpa de mis nervios, empecé a mezclar conceptos. Algo muy dado en mí cuando me pongo nerviosa. Decidí dejar los nervios a parte e ir a la estación de trenes a por mi billete. Eran las 4 y media y ya estaba en la estación. Llegué con más de 1 hora de tiempo. Si algo había seguro es que no iba a llegar tarde. Compré mi billete de tren y me senté a esperar con un amigo que me hacía compañía mientras esperaba el tren.
Cuando llegó la hora de coger el tren iba muy nerviosa. Busqué el vagón en el que estaba mi asiento y como no lo encontraba porque no se veía el número (estaba en el otro lado del tren) me subí y decidí buscar desde dentro. Cuando por fin encontré mi sitio, un hombre muy amable me ayudó a guardar la maleta y me senté en mi sitio. Era la primera vez que viajaba en tren e iba sola. No sabía cuando bajarme, ni cuando prepararme, nada. Pero una señora que se sentaba a mi lado me avisó cuando quedaba poco para llegar a la estación de Sevilla. Gracias a ella no me confundí de parada ni me despisté. Al llegar a la estación estaba mi chico esperándome y me llevé la mejor alegría de mi vida. Por fin estaba con él, segura, fuera del tren.
Más tarde, después de andar un rato haciendo ruido con la maleta y de subir al metro, llegamos al piso en el que se aloja. La primera noche llegué muy cansada, pero en cierto modo estaba feliz. Conocí a sus compañeros de piso y me parecieron simpáticos. Pero lo mejor de todo fue dormir. La cama era diminuta, por llamarla de alguna forma. Para una persona es perfecta, pero cuando dijimos de dormir los dos ahí... Acabamos durmiendo apretaditos, lo cual no resultó problema ninguno.
A la mañana siguiente, el día 28, mi chico se levantó temprano porque tenía clases en la universidad y se fue, pero antes de irse me dejó el desayuno preparado en el escritorio. Cuando me desperté y vi el desayuno quise comerme a besos a mi chico. Aun teniendo que irse me había hecho el desayuno.
Por suerte, ese día mi chico salía pronto de la universidad y llegó al piso para hacerme compañía mientras yo estudiaba mis cosas. Sobre las 13:30 empezamos a comer para ir pronto a Sevilla capital a ver la ciudad un poco (en una tarde no iba a dar tiempo a verlo todo), pero al terminar de comer decidimos descansar un poco y reposar la comida así que me quedé dormida en la cama. Me desperté alrededor de las 16:30 y nos adecentamos y salimos a por el metro. Cuando llegamos a la ciudad, nos paramos en una plaza que sale en varias películas: la Plaza de España. Hicimos unas cuantas fotos allí: al paisaje, a nosotros, a otras personas (estas últimas las borramos)... Me encantó estar allí. Había unas barquitas en las que te podías subir y remar durante un rato pero nosotros decidimos ir a ver otras cosas de Sevilla.
Callejeando encontramos una tienda de souvenirs y compramos unas postales (yo colecciono postales de lugares a los que voy). Las calles por las que pasamos me recordaban irremediablemente a las calles de la judería de Córdoba y después vi un cartel en el que ponía: "judería" ; y lo entendí todo. Era una judería, como la de Córdoba. De un detalle del que sí me di cuenta, o al menos mi cabeza lo interpretó así, es que Sevilla está preparada para que en verano haya siempre sombras en las que cobijarse. Había enredaderas, árboles muy anchos, altos y muchas fuentes con agua. Deduje que se debía a los veranos tan calurosos de Andalucía. Todo me estaba encantando, incluso las iglesias a las que fuimos me gustaron. Tenía su encanto ir a ver iglesias y cristos con mi chico. Verle feliz me hacía feliz a mí.
Poco a poco fue anocheciendo y cuando ya volvíamos para buscar una parada de metro, en un bar, pasamos al lado de María León, una actriz que me encanta, sevillana, graciosa, y muy buena actriz, pero como soy tan vergonzosa no me paré a saludar (hecho del cual me arrepiento ahora muchísimo). A pesar de ello me sentía feliz. Me compensaba mucho haber ido a Sevilla aunque solo fuera para dos días. Cuando ya íbamos encaminados a la estación de metro vimos de lejos La Giralda. Pensaba que en ese viaje no la iba a poder ver, pero la encontramos por casualidad. Me encantó, me encantó estar allí en ese momento de mi vida. Me sentía pletórica, llena de felicidad. Me dolían los pies y la espalda de andar pero me daba igual. Estaba radiante de alegría y me sentía ligera.
Tras todo el trote de la tarde que habíamos pasado en Sevilla, llegamos al piso. Cuando llegué todas las sillas me llamaban, me pedían a gritos que me sentara. Estaba muy, pero que muy cansada. Necesitaba cenar e irme a la cama. Y así fue, no antes de ver la película de "Lilo y Stich", que me encanta desde que era pequeña. La película terminó y nos fuimos a dormir. Era la última noche que dormía con mi chico y ¡qué casualidad!, fue la noche que peor dormí. El vecino de arriba dejaba sonar la alarma y sentía el sonido del móvil como si lo tuviera en mi mano. Estaba derrotada, con sueño, pero feliz. Estaba en Sevilla, con mi chico, en su entorno. Nada podía hacer que me pusiera triste.
Cómo la mañana anterior, mi chico tenía clase, así que se fue temprano, pero volvió a dejarme el desayuno preparado para que me lo tomase al levantarme. Me sentía como una princesa. Para compensárselo intenté recoger el máximo número posible de cosas de su habitación, le guardé el cargador del móvil en la mochila, le hice la cama y le quité de en medio todas mis cosas para que pudiera recoger mejor las suyas. Nunca me ha gustado recoger, es más, me considero una persona algo desordenada, pero ese día lo hice con ganas. No me importó ordenar.
Finalmente,  después de comer fuimos corriendo a la estación para subirnos al tren de vuelta. Íbamos a volver a Córdoba para el fin de semana. Había ido todo tan bien que me daba pena irme de allí, pero tenia obligaciones en casa así que no quedó otra alternativa nada más que la de volver. Cuando nos subimos al tren no pude evitar quedarme dormida, pero me desperté a la mitad del camino más o menos. Él estaba medio dormido también. Estábamos un poco cansados de todo el movimiento de los dos días. Habían sido dos días, pero dos días intensos. Al llegar a Córdoba, compró el billete para volver a Sevilla el domingo, y después me subí al autobús que me llevó de vuelta a casa.
Fue un tiempo corto,  quizás menos del que nos habría gustado a ambos, pero fue intenso y bonito, y no me importaría repetir la experiencia e ir en más ocasiones. Me siento bien cuando estoy con él. Todo parece más sencillo. Y sobre todo, me gusta cuando me enseña lugares diferentes a los que estoy acostumbrada a frecuentar.
Viajar es una de mis mayores pasiones, y si son experiencias buenas como esta, considero que vale la pena trasladarse de un lugar a otro. Opino que no es malo abandonar la zona de confort de vez en cuando porque te pueden pasar cosas maravillosas cómo a mí esos días.  Estoy contenta del viaje, de la compañía y del tiempo.
Espero que haya muchas más oportunidades cómo esta y pueda viajar a distintos lugares del mundo. Ese es uno de mis sueños, poder viajar. Y como dijo el sabio poeta Antonio Machado:
"Caminante no hay camino,
Se hace camino al andar"